Me gustaría poner música a un desengaño;
pero resulta tan triste que, a veces, lo recubre de esperanza,
de anhelo y de venganza.
Con lo fácil que es bailar la injusticia, resistir al oprobio y parodiar al deshonesto.
Poner fin a un amor que apenas tuvo tiempo de empezar,
por prisa de obtener lo metido, engaña hasta al más materialista postmoderno.
No es posible aceptar la derrota,
cuando nada, cuando todo se acaba.
lunes, 3 de abril de 2017
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