miércoles, 22 de diciembre de 2010

Uniendo las letras sueltas de la revolución

Nosotros que nacimos dentro de una burbuja de falso bienestar,
con espejos que nos devolvían nuestra cara
para que no mirásemos más allá,
a los otros.
Intentaron robarnos esa herencia tan valiosa
de resistencia.
Caminamos tiempo largo por el acantilado de la vida
pero aprendimos a vivir:
a base de sustos, de amenazas y de perspectivas inconsistentes, precarias.

De repente, algunos, volteamos los espejos con nuestros dedos.
Eramos esos que gritábamos y escuchábamos el llanto de la injusticia.
Esos que nunca desaparecen y que parece que siempre han estado allí.
Salir de tanta complacencia podía llevarte la vida.
Y así fue,
Por eso empezamos a soñar.
(nuestras extremidades por las noches se convertían en alas
y podían desplegarse en un universo invisible)
Nos convertimos en verdaderos equilibristas del sueño,
y el miedo al vacío fue desapareciendo con el tiempo
y unas lágrimas.

Recuperamos los lazos con los que luchaban bajo tierra,
con los que dejaron las letras sueltas de la revolución
y en eso estamos.
A nosotros las crisis no nos llenan de vacío,
porque nunca tuvimos nada.
Todo lo arrancamos, todo lo tuvimos que rehacer.
Sólo necesitamos otra forma sindical de resistir
que alimente los sueños capaces de todo.
No sabemos cómo, pero...
en eso estamos.