sábado, 6 de abril de 2013

El autoritarismo francés

Dentro de la cultura francesa contemporánea (principios del siglo XXI) existe todavía un aspecto muy autoritario. Tras haber trabajado en el sistema educativo francés (especialmente en la Universidad y en la secundaria general y profesional) salta a la vista el férreo sistema autoritario que pervive todavía en el corazón del Estado y de su instrucción pública. Nunca hubo mejor palabra que instrucción para describir lo que allí se hace. Ese autoritarismo se aprende, se ejerce y se exige por parte de todas las personas que participan bajo la instrucción: desde los educadores hasta los educados, sean éstos hombres, mujeres, trans, de una clase alta o precaria, negros o blancos. Cuando una persona docente no consigue «dominar» la situación, es habitual que los propios estudiantes exijan «tener más autoridad» («vous n'avez pas assez d'autorité»); cuando una persona que aprende hace la vida imposible dentro de la clase y cae bajo los consejos disciplinarias, demoninadas así —por no decir consejo de guerra que queda muy feo—, no es de extrañar que hasta el sindicalista más libertario en la letra (pongamos por ejemplo del sindicato SUD) exija al alumno o alumna someterse «al reglamento», «a las reglas» y «a la institución». Quizás en el siglo XX un «oui monsieur» después de cada intervención era de esperar, pero el siglo XXI esa vieja costumpre se ha perdido. Por si fuera poco, ante cualquier problema los docentes hemos de pedir «los papeles», un cuaderno hecho al efecto de anotarle al alumnado que se porta mal y que, de seguir así, pronto será llamado a filas. Baste con estos ejemplos para demostrar la pervivencia de una mentalidad autoritaria dentro de lo que se aprende en Francia en la escuela. En la Universidad, todo es mucho más sutil, inconsciente e invisible...